La arquitectura no crea
objetos, crea espacios que serán habitados y percibidos por alguien, debemos
entender por lo tanto, que una habitación no debe ser proyectada como un simple
bien de consumo, ya que la casa tiene para el hombre un significado que va más
allá del cumplimiento de sus funciones. La casa es un arquetipo.
La casa
es una palabra femenina, ya que representa, de hecho, la protección, la
seguridad, el útero materno. La casa es el símbolo del YO, entre más frágil y
vulnerable sea el YO, más necesita de un escudo sólido, familiar, inviolable.
La violación de la casa determina en casi todos los pueblos un sentido de temor
y de culpa al mismo tiempo.12
Al respecto, Ryckwert dice que “la imagen de la choza significa el retorno
a los orígenes, la referencia de lo que se hace por tradición, el intento de
volver a dar valor a las acciones cotidianas”.13
El Diccionario
de los símbolos14 define
el término casa de la siguiente manera: “Como la ciudad, como el templo, casa
está en el centro del mundo, ella es la imagen del universo (…)”.
La época que estamos
viviendo es una época de revolución total, comparable solo, -se ha dicho- con
el momento en el cual el hombre pasó de la condición nómada a la ciudad
amurallada. Lo mismo puede decirse para el creciente desarrollo de la casa de
departamentos, que precisamente por su naturaleza, renunció al contacto directo
de la habitación con el suelo. “La
sobreposición de departamentos idénticos el uno al otro parece, de hecho, excluir
la posibilidad de una casa imagen del YO, como personalidad única y
diferenciada”.15
Que la casa representa de alguna manera, el YO o el alma de su
habitante, es evidente en muchos ejemplos de cine y literatura: en la Dolce Vita(1959) de Federico Fellini los
huéspedes de una fiesta exploran el interior en ruinas de un castillo. En la Imagen en el Espejo (1961) de Ingmar
Bergman, la casa de los abuelos provoca la revocación del pasado que la
protagonista vivió, y mas recientemente, en Life
as a house (2001) de Irwin Winkler, el protagonista ve
derrumbarse su vida: con una existencia en crisis luego de serle diagnosticado
un cáncer terminal, intenta conseguir la atención de su ex esposa y el respeto de su hijo adolescente, además
de concretar el sueño de derruir su hogar para construir una magnífica nueva
casa, todo en tan sólo cuatro meses.
Esta
película amalgama una curiosa metáfora argumental, por medio de la cual George –el
protagonista-, un simple constructor de maquetas de casas, sublima la vida en
torno a la construcción de la casa de sus sueños.
De esta manera, la vida como casa es un interesante punto de partida
alrededor del cual se borda el fondo de la anécdota.
Pero hay más trasfondo al darnos cuenta de que, al igual que la vida de
George, la casa está enclavada en un acantilado a la orilla del mar. La vida al
borde del precipicio rescatada por los efluvios de los sueños, o lo que es lo
mismo, "Construyendo la Vida" vista como la metáfora de una vida
reflejada en una casa.
En disciplinas como el psicoanálisis, se ha
intentado definir el significado de cada uno de los espacios internos de la
casa cuando éstos se presentan en los sueños. En este sentido me parece
interesante referirme al célebre sueño de Carl G. Jung en 1909 sobre la casa, a
través del cual él construyó, en parte, su teoría del subconsciente colectivo. He aquí el sueño16
Estaba yo en una casa
desconocida de dos pisos, era mi casa. Me
encontraba en el piso superior, donde había una especie de saloncito amueblado
con bellos muebles antiguos del estilo rococó. En las paredes estaban colgados
cuadros antiguos de valor. Me sorprendía que esta fuera mi casa, y pensaba: ¡No
está mal! Pero entonces me venía a la mente que no sabía que aspecto tenía el
piso de abajo. Bajaba las escaleras y llegaba a la planta baja. Todo era mucho
más antiguo, y comprendía que esta parte de la casa debía remontarse hacia el
siglo XV o XVI. La decoración era medieval y los pisos eran de ladrillo rojo.
Todo estaba más bien oscuro. Iba de un cuarto a otro pensando: Realmente, ahora
debo explorar toda la casa. Llegaba frente a una pesada puerta y la abría:
descubría una escalera de piedra que conducía al sótano. Bajaba y me encontraba
en un cuarto con un bello techo en forma de cúpula, excepcionalmente antiguo.
Examinando las paredes descubría, en medio de los bloques de piedras comunes,
estratos de ladrillos y fragmentos de ladrillos contenidos en la calcina: por
esto me daba cuenta que los muros se remontaban a la época romana.
Estaba más que nunca
interesado. Examinaba también el piso que era de lastras de piedra, y sobre una
notaba un anillo: lo jalaba y la lastra de piedra se levantaba, revelando otra
escalera, de angostos escalones de piedra, que conducía hacia abajo en la
profundidad. Bajaba también estos escalones y entraba en una baja caverna
cavada en la roca. Una espesa capa de polvo cubría el piso, y en el polvo
estaban desparramados huesos y cacharros como restos de una civilización
primitiva. Descubría dos esqueletos humanos, evidentemente de una época remota,
y medio destruidos. En este punto el sueño terminaba.
“Para mi estaba claro
–prosigue Jung- que la casa representaba una especie de imagen de la psique, es
decir, de la condición en la que estaba entonces mi conciencia, además, con las
integraciones subconscientes hasta entonces adquiridas. La conciencia estaba
representada por el saloncito: tenía una atmósfera de lugar habitado, no
obstante el estilo de otros tiempos.
Con la planta baja
comenzaba el subconsciente propiamente dicho. Cuanto más bajaba, más se volvía
extraño y oscuro. En la caverna había descubierto los restos de una
civilización primitiva, el mundo del hombre primitivo en sí mismo. Un mundo que
sólo con dificultad puede ser alcanzado o iluminado por la conciencia. La
psique primitiva del hombre colinda con la vida del alma animal, así como las
cavernas de los tiempos prehistóricos estaban comúnmente habitadas por animales
antes de que los hombres las reivindicaran para sí.”
Jung interpreta a la casa como un símbolo del
YO estructurado a través de muchos niveles de conciencia. Su procedimiento era,
en ese momento, el de descender hacia las profundidades del subconsciente,
desde la planta baja hasta el sótano, hasta la gruta, en busca de las raíces
del hombre y en el reino del subconsciente colectivo.
Por lo tanto, simplificar el proceso
arquitectónico a un mero trazo digital de líneas, que al juntarse formarán ALGO
que parecerá bonito y bien hecho es tan erróneo e ingenuo como pensar la vida
en blanco y negro.
12- Referencia no encontrada.
13- LA CASA DE ADAN EN EL
PARAISO, Ryckwert, Joseph, ADELPHA, milán 1972.
14- DICIONAIRE DES SYMBOLES, Laffont, París 1969
15- EL MEDIO ES UN MENSAJE, Mc
Luhan, Marshall, Editorial Diana México 1968
16- RICORDI, SOGNI E
RIFLESIONI, Jung, Carl, Il Saggiatore, Milán 1965
Parte del proyecto de seminario de investigación, universidad mesoamericana, 2004.
No hay comentarios:
Publicar un comentario